La ermita de Santa Lucía está en ruinas. El tejado se encuentra visiblemente dañado y, desde hace más de una semana, se interviene de urgencia por los daños en unos muros. Por ello, el sacerdote Manuel Gómez apeló a la generosidad de los marteños.
Santa Lucía “se viene abajo”. La intervención en la ermita resulta tan urgente que, de no hacerse, terminaría por hundirse. Por este motivo, hace más de una semana, como indicó el párroco de San Amador, Manuel Gómez, hubo que ponerse “manos a la obra” y comenzar unos trabajos de emergencia. “Había una casa que colindaba con la parte trasera. La tiraron y el derribo hizo daño. Se trata de edificaciones antiguas, y antes se construía casa con casa, sin medianera, por lo que se ha venido abajo el trozo del muro”, afirma. “Para que no haya más daños en la estructura, se acomete una obra de consolidación”, explica el sacerdote.
Sin embargo, no es el único problema en Santa Lucía. El tejado está prácticamente “en ruinas” y, según expresa Manuel Gómez, el presupuesto para arreglarlo es de unos 39.000 euros. “Tememos que haya daños a terceros, que caigan tejas o cascotes a la calle”, señala. Satisfecho, el párroco explica que, con numerosas iniciativas, ayudas y colaboraciones desinteresadas, se intervino en el templo del patrón de Martos. Quedarían algunos detalles por solucionar pero, agrega, lo más importante está hecho. Lo mismo pretende que se haga con Santa Lucía. “Si cada marteño diera dos euros, tendríamos la ermita totalmente arreglada. Independientemente de que crean o no, se trata de un inmueble que también forma parte del patrimonio”, considera. En este sentido, pidió la colaboración de todos los organismos y vecinos que hasta el momento, afirma, “respondieron generosamente”. Ahora, se continúa la venta de dulces y vinos, se realizan sorteos y se pretende elaborar tejas de cerámica con la imagen de la patrona de los ciegos. Con la campaña denominada “Ojos para ver” se pretende que la ermita vuelva a recuperar, por fin, el esplendor de tiempos pasados.
Sin embargo, no es el único problema en Santa Lucía. El tejado está prácticamente “en ruinas” y, según expresa Manuel Gómez, el presupuesto para arreglarlo es de unos 39.000 euros. “Tememos que haya daños a terceros, que caigan tejas o cascotes a la calle”, señala. Satisfecho, el párroco explica que, con numerosas iniciativas, ayudas y colaboraciones desinteresadas, se intervino en el templo del patrón de Martos. Quedarían algunos detalles por solucionar pero, agrega, lo más importante está hecho. Lo mismo pretende que se haga con Santa Lucía. “Si cada marteño diera dos euros, tendríamos la ermita totalmente arreglada. Independientemente de que crean o no, se trata de un inmueble que también forma parte del patrimonio”, considera. En este sentido, pidió la colaboración de todos los organismos y vecinos que hasta el momento, afirma, “respondieron generosamente”. Ahora, se continúa la venta de dulces y vinos, se realizan sorteos y se pretende elaborar tejas de cerámica con la imagen de la patrona de los ciegos. Con la campaña denominada “Ojos para ver” se pretende que la ermita vuelva a recuperar, por fin, el esplendor de tiempos pasados.
Artículo: Silvia Ruiz Díaz
(Diario Jaén)